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Luis Guillermo Lumbreras es uno de los más reconocidos intelectuales del Perú y que ha impregnado una nueva perspectiva a la arqueología con valiosos aportes. En ese contexto, el antropólogo, arqueólogo y educador peruano nos comparte su apreciación sobre la gestión de colecciones desde sus inicios hasta la actualidad.
Para Luis Guillermo Lumbreras, las colecciones, a lo largo del tiempo han ido cambiado de sesgo y naturaleza. Así, inicialmente, estas no eran netamente arqueológicas, sino que simplemente eran recopilaciones de productos exóticos que surgieron durante los primeros viajes que los europeos realizaron fuera del continente.
Con el descubrimiento de América, el interés de las colecciones recayó en el oro, así fue por lo que llevaron a Europa piezas principalmente procedentes de México y Perú. De hecho, entre las primeras colecciones orfebres se encuentra la que se obtuvo del “rescate” de Atahualpa y que consistía esencialmente de piezas de oro y plata. Además de los anteriores, a Carlos V también le llamó la atención las piezas textiles de origen incaico, por lo que también hay colecciones de este tipo en el Viejo Mundo.
Al pasar los años, entre el siglo XVIII y XIX, el trasfondo de las colecciones cambió; y se tendió más a que estas fueran recopilaciones de piezas artísticas. En ese sentido, respecto a las piezas americanas, provenientes principalmente de México y Perú, aumentó el interés por los cerámicos y tejidos que, llevados a Europa dieron vida a los grandes museos europeos. Entre las piezas recogidas aquellos años, resaltan los de Nazca y Mochica, entre otros, que fueron considerados valiosos, pero desde el punto de vista estético.
Actualmente, las colecciones no tienen el mismo sesgo que sus primeros años, ni la del siglo XIX, sino que, hoy en día “tienen como exigencia el hecho de estar expresando momentos de la vida o condiciones de la vida de quienes hicieron esos objetos. Son en realidad, testimonios de la historia, de la vida, de la cultura de los pueblos. Ese es el sentido de las colecciones actuales”, señala Luis Guillermo Lumbreras.
Antes de la Ley de 1929, las colecciones en Perú eran propiedad de las personas que las encontraban en sus terrenos, por lo que había una necesidad de introducir en la mente de la gente que estas piezas eran patrimonio de la nación, y que por ende pertenecían a todos y no solo a individuos o colectivos. En este contexto, cuenta Lumbreras (2020), fue necesario “crear una ley y registrarla dentro de la Constitución, estableciendo que los objetos o sitios arqueológicos sean considerados como patrimonio de la nación. Por lo tanto, el Estado es la entidad jurídica que se encarga de cuidar de que esos predios u objetos no pertenezcan a personas o grupos individuales, sino al conjunto.”
En la promulgación de dicha ley tuvo una participación sumamente activa Julio C. Tello, considerado el Padre de la Arqueología Peruana, quien hizo más que esto. Para Lumbreras, Tello levantó la arqueología a otro nivel al ponerla como parte del debate sobre cuestiones contemporáneas: “Más que lograr leyes, más que lograr que se fundara la arqueología, le dio otro sentido a la investigación sobre el antiguo Perú. (…) Tello decía que investigar el antiguo Perú es investigar nuestra historia, no es ver huacos. (…) Lo importante de Tello fue generar un vínculo entre los antiguos peruanos y nosotros.”, sostiene Lumbreras.
Para finalizar, Luis Guillermo Lumbreras habló sobre la problemática del abarrotamiento y hacinamiento de las colecciones, sobre los cual dijo: “no se trata de saber dónde lo guardamos o dónde lo botamos, necesitamos saber qué es lo que guardamos, cómo guardamos, y en dónde y en qué condiciones.” Agrega que para la administración de dichos objetos es necesario contar con profesionales capacitados y que afortunadamente cada vez hay más que se están especializando para ello.